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Mostrando entradas de junio, 2012

Vacaciones Santillana

"—Se nos olvida algo... Estoy segura —sentenció Dolores meneando la cabeza. —No empecemos, Loli, ¡por favor te lo pido! —rogó su marido encorvado sobre el volante—. ¡Si ni siquiera hemos salido de la ciudad! —Pero falta algo, ¡seguro! Y me desespera no saber el qué... Déjame repasarlo todo otra vez: persianas cerradas, luces apagadas,... La escena se repetía un verano más en el pequeño utilitario de los Santillana. Habían salido muy temprano, en un vano intento de evitar el colapso de la autopista. Pero Jacinto sabía que eso era imposible; que a esas horas todo el mundo trataba de salir en dirección a la costa. Como ellos. Cinco horas de asfixiante viaje en aquel diminuto coche lleno de maletas. Y de niños: —Papá, tengo sed. —Pues bebe, hijo. —Pero es que está caliente. —Pues es lo que hay. —Pero yo no quiero agua caliente. —Ni yo aguantarte todo el viaje, Lucas. Así que o lo bebes o te callas o paro el coche y te tiro de cabeza al río más cercano para