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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Lágrimas negras

La mina llora.  Llora porque ya casi nadie se acuerda de ella. De lo que ha significado, significa y significará para esta tierra que tanto amamos. Porque le debemos mucho dolor, sí, pero también infinita vida. E infinitos símbolos de resistencia, de revolución. De lo que somos los asturianos: duros e indomables.  Llora porque, cuando todo acabe, cuando el último pozo se haya cerrado y no quede ningún "abuelo picador" sentado en el pueblo contando su historia, sólo el perfil de los castilletes en lo profundo de los valles indicarán que existió alguna vez. Sola, en mitad de la tierra. Como Asturias. Llora porque ya nadie la valora. Porque dicen que es mucho más rentable traer el mineral de afuera y cerrarla a ella, quedando la gente sin trabajo; sin pozos y sin alternativas. Mientras son otros, y no los mineros, los que se enriquecen de ti. De tu abandono. De tu muerte.  La mina llora porque el grisú irrita sus ojos, porque los postes se le fracturan y porque