Ir al contenido principal

Sobre la inspiración

La necesitamos, y ella lo sabe.

Todos los que alguna vez hemos tenido delirios de escritor somos conscientes de que sin inspiración no somos nadie. Que nos es vital. Pero que también es caprichosa, como la ley de Murphy. E inoportuna, apareciendo cuando no podemos hacerles caso o escondiéndose cuando la buscamos desesperados (siendo éste, además, su pasatiempo favorito). Y de nada servirán nuestras quejas o ruegos al aire; sólo ella sabe cuándo hará acto de presencia.

Pero he de decir que esta imprevisibilidad no siempre es mala, ya que a veces la musa es también generosa y te regala algún que otro momento especial. Y siempre ocurre igual: de repente ves, escuchas o simplemente vives algo que te hace parar por un segundo mientras sientes que te inunda un cúmulo de sensaciones e ideas. Deseas volver a casa corriendo y ponerte a escribir sin parar, intentando plasmar gráficamente lo que sentiste durante ese momento de inspiración para poder transmitirlo.
Precisamente en los últimos días he recibido varios de estos obsequios, aunque por desgracia en ninguna de esas ocasiones fui capaz de sentarme a tiempo para escribir sobre ello. Para cuando lo hacía ya era demasiado tarde, resultando imposible recuperar esas sensaciones. Como las que me produjo aquel anciano en el centro comercial, leyendo con dificultad su lista de la compra antes de alargar la mano para coger un cartón de zumo de marca blanca. O aquella pequeña nota escrita a mano que ofrecía los servicios de un fontanero al que imaginaba como un padre de familia desesperado para el que los "brotes verdes" seguían siendo malas hierbas en forma de políticos o banqueros. O el perro que encontré hace poco atado a una señal de tráfico esperando obediente a su dueño, si bien yo no veía por los alrededores ningún establecimiento o bar que pudiese sugerir una parada temporal de su amo.

Son estos momentos, estas "fotografías" del día a día las que me remueven por dentro y me piden a gritos que escriba. Sobre lo que sea. La vida que sufrimos o la que quisiéramos disfrutar en realidad. Historias reales o ficciones espaciales. Lo que soy, o lo que ya jamás llegaré a ser.

A fin de cuentas: que escriba.

Y es así como uno se da cuenta de que, esencialmente, la inspiración es taimada, sagaz. Porque siempre se sale con la suya, siempre gana. Aunque creas que se ha olvidado de ti, y que te ha abandonado, siempre acaba volviendo. Y tú, tonto esclavo, escribiendo. Porque es lo que ella quiere de ti.

Y aquí me tiene. Sin tiempo ni fuerzas, y muy oxidado tras un largo periodo sin darle a la tecla. Pero aquí me tiene.

Comentarios

  1. Quizás deberías sacar fotos de esos instantes, para escribir cuando puedas. Y por cierto, yo encantada cuando estás de vuelta. Un besiño!

    ResponderEliminar
  2. Así es Alvaro. Chica traviesa, la inspiración, pero te ha ayudado escribiendo este artículo. He visto esos flashes que describes, he sentido seguramente lo mismo que tú al ver esas escenas de las que hablas. hay mucho de que escribir; solo es ponerse a ello. Muchas suerte y sigue soñando que es una actividad precursora de la creatividad, eso leí hace poco , pero ya lo sabía. I'm a dreamer myself. Abrazos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Última

"Se asomó desde su escondite, con precaución; poniendo toda la atención posible a sus sentidos y procesando cuanta información le llegaba. Era un acto rutinario, instintivo; como todo su comportamiento. Cuando interpretó que no había ningún peligro cercano salió por fin al exterior. Subió rápidamente por un montículo de arena hasta llegar a lo más alto, donde pudo al fin notar la presencia del Sol. Eran pocos los rayos que conseguían colarse entre aquella capa eterna de partículas en suspensión, pero a ella no le importaba. Siempre se había sentido más cómoda moviéndose entre la oscuridad. Y más aún para buscar comida, ahora que escaseaba. Ya no se acordaba de cómo era el mundo de antes. Incluso se había olvidado de aquella terrible sacudida que hizo crujir la tierra y arder el aire, arrasando todo y a todos a su paso. Ella sólo era capaz de vivir el día a día, que ya era bastante teniendo en cuenta lo difícil que era sobrevivir. Sobrevivir... Se detuvo de nuevo y...

El regreso

¿A quién pretendes engañar? Por mucho que reniegues y amagues con abandonar siempre acabas volviendo; unas pocas palabras más. Ni la falta de tiempo ni la desgana en general acaban por impedir que dejes la tecla en paz. Pero aunque dices que basta, que quieres cambiar y ser capaz de componer cada día un poco más la realidad es la rutina; permaneces igual. Sin coger siquiera un boli, viendo el tiempo pasar. Te gusta escribir, ¡sí! Te gusta imaginar. Te encanta dar forma a batallas y amistad. Así que deja las tonterías: afronta la verdad. Saca un hueco de donde sea, de aquí o de allá, y satisface tus ansias hablando del bien y del mal. Álvaro, ¿a quién pretendes engañar? Necesitabas regresar.

Retos a la carta (II): En 20x10 palabras

¿Recordáis a Jorge ? Sí, el mismo que me retó en su día a escribir sobre una estantería . Pues ha vuelto a las andadas. Y esta vez no viene solo... En esta ocasión la prueba consiste en escribir un relato que incluya palabras aportadas por nuestros compañeros del trabajo . Tenía que intentar, por supuesto, que el texto tuviese sentido, sin usar frases forzadas. Es decir, que las palabras se amoldasen al relato, no al revés. Como me gustó la idea nos pusimos a preguntar y recopilamos 20 términos . Y hay de todo, desde vocablos normales y típicos ( "hija" o "coche") hasta una excentricidad que nadie había oído antes: "almadraba" (muchas gracias, Víctor...). El repertorio final, ordenado alfabéticamente, es el siguiente: almadraba  armario  caca  coche  cojinete  comisura  fresa  hija  limón  martillo melocotón  mimosa  mochila  patata  pipeta  primavera  probeta...